La presidenta de Honduras Xiomara Castro asumió el cargo la semana pasada en medio de una crisis política, económica y social. Sus palabras mezclaron el diagnóstico del país que recibió y las prioridades de su Gobierno, el primero que dirige una mujer en la nación centroamericana.
Por José Manuel Cuevas | @VozDeAmerica
Centroamérica
Tegucigalpa, Honduras
Xiomara Castro tomó posesión como presidenta de Honduras el pasado 27 de enero en el Estadio Nacional de Tegucigalpa. En su discurso, la nueva jefa de Estado del Partido Libertad y Refundación (Libre), de izquierdas, criticó la herencia de los tres gobiernos del derechista Partido Nacional y estableció los retos y prioridades para su mandato.
Como parte de sus palabras, Castro, casada con el expresidente depuesto en un golpe de Estado en 2009, Manuel Zelaya, incluyó datos de pobreza, deuda interna y externa y su peso en el presupuesto nacional, y de las pérdidas en la Empresa Nacional de Energía Eléctrica, que son ciertos o aproximados a la luz de fuentes oficiales, internacionales e independientes.
La pobreza, protagonista
“La pobreza se incrementó al 74% para convertirnos en el país más pobre de América Latina”, aseguró Castro poco después de los saludos protocolarios a los asistentes e invitados internacionales y de introducir su discurso.
Según la última encuesta permanente de hogares de propósito múltiple del Instituto Nacional de Estadística (INE), publicada en noviembre de 2021, el 73,6% de los hogares en hondureños vivían en condiciones de pobreza en julio de ese año. Para ello, el INE utilizaba el método de la línea de la pobreza, que, a partir de los ingresos de los hogares, mide su capacidad para satisfacer sus necesidades alimentarias y no alimentarias básicas.
La encuesta también arrojó que la pobreza era mayor en el casco rural con un 76%, frente al 71,8% en territorio urbano, y que la pobreza extrema era del 53,7%: 5,1 millones de personas. A partir de esos datos, la brecha de la pobreza, que “representa el déficit promedio de ingreso de la población total para satisfacer las necesidades mínimas de bienes y servicios de todos los integrantes”, fue del 60,1%, 58,2% en el área urbana y 62,6% en la rural.
Asimismo, el indicador de la severidad de la pobreza, que “hace referencia a la situación de los más pobres” respecto al ingreso del conjunto de los pobres, fue de un de 32% a nivel nacional, con mayor desigualdad también en el casco rural (35,2%) que en el urbano (29,6%).
El 73,6% (o 74%) de hogares en condiciones de pobreza llegó después de que se disparasen del 59,3% en 2019 al 70% en 2020 a raíz de la pandemia y los huracanes Eta y Iota, como recogió en abril de 2021 el Boletín Oficial número 015 de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.
Titulado La pobreza: condición estructural limitante para el desarrollo económico y social del país, el documento recopila datos del INE y del Banco Central.
Respecto a ser “el país más pobre de América Latina” a raíz de esa estimación del INE, el informe Panorama Social de América Latina 2021 (página 89) de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) de la ONU muestra que Honduras presentaba hasta 2020 (2019 en su caso), con diferencia, las mayores tasas de pobreza y pobreza extrema de la región según sus estimaciones y las de cada país. No obstante, los quince países con datos actualizados no incluyen a Haití, Guatemala o Nicaragua. Lo mismo ocurre hasta 2019 con la tasa de incidencia de la pobreza sobre un ingreso de 1,90 dólares por día del Banco Mundial.
Un país más endeudado
Xiomara Castro también enfatizó el peso de la deuda de Honduras: “Después de doce años de dictadura [como se refirió a los tres gobiernos anteriores del Partido Nacional], subió el saldo de la deuda interna de 20.000 millones a 179.000 millones [de lempiras]: 700%. El saldo de la deuda externa, de 37.000 millones a 157.000 millones: 319%.
De acuerdo con la Secretaría de Finanzas (Sefín) del Gobierno de Honduras, la deuda interna del país fue de 22.844 millones de lempiras en 2009 y ascendía a 7.281,80 millones de dólares en el tercer trimestre de 2021. Es decir, en torno a 175.355.210.340 lempiras, según el tipo de cambio que registró el Banco Central el 30 de septiembre (24,0813 lempiras el dólar). Eso supone un incremento del 667,62%.
La Sefín también registró que la deuda externa era de 2.438,8 millones de dólares en 2009 y de 8.185 millones en el tercer trimestre de 2021. Eso supondría un aumento del 235,62%. Pero con los respectivos tipos de cambio (dólar a 18,8865 lempiras en diciembre de 2009 y a 24,0813 el 30 de septiembre de 2021), la deuda se habría incrementado de 46.060.396.200 a 197.105.440.500 lempiras, un 327,93%.
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Además, la presidenta aseguró que “ha sido tan alto el endeudamiento, el pago de los intereses y el pago del capital, que en este momento consume el 50% de los ingresos del presupuesto general”. Aunque dejó ver que buscaría renegociar el préstamo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y denunció un presupuesto aprobado por el Ejecutivo anterior, en 2022 solo el pago de deuda representaría un tercio del total. En ese sentido, la Sefín también registra que la deuda representaba el 58,6% del PIB hondureño en el tercer trimestre de 2021, en un aumento constante, más aún con la pandemia y los huracanes, que lleva años preocupando a analistas nacionales.
Mientras tanto, en su informe sobre la situación de la deuda pública del 2000 al 2020, el Foro Social de la Deuda Externa y Desarrollo de Honduras (Fosdeh) recomienda “el uso racional del limitado espacio fiscal”, reactivar el Grupo Promotor del Diálogo Fiscal, una negociación de la deuda multilateral, un plan de consolidación, un sistema de rendición de cuentas y una “estrategia de endeudamiento y desendeudamiento” al renegociar con el FMI.
La ENEE es prioridad
En medio de la crisis social y económica que atraviesa Honduras, Xiomara Castro también le dio peso en su discurso a la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE) y al acceso a este servicio. “Las pérdidas por robo en la ENEE alcanzan más del 38%. El impacto en el flujo de caja es de más de 10.000 millones de lempiras anuales, 450 millones de dólares. Honduras supera con creces los porcentajes promedio de pérdidas en la región”, aseguró la presidenta.
Por un lado, la Construcción de la Hoja de Ruta para el Desarrollo del Sector Energético, que el Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep) y el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) entregaron a los candidatos presidenciales con apoyo del Instituto de las Américas, menciona los 450 millones de dólares en pérdidas anuales. Por otro, el Informe nacional de monitoreo de la eficiencia energética de Honduras de la Cepal mostraba en 2018 que las pérdidas de energía eléctrica en transmisión y distribución del Sistema Interconectado Nacional habían aumentado del 21 al 33% entre 2008 y 2015. En 2013, por ejemplo, el 31,2% resaltaba sobre el promedio regional de 17,1%.
Frente a ello, la hoja de ruta que propusieron el Cohep y el BCIE parte de su experiencia en Panamá y de talleres con expertos e instituciones hondureñas para incluir desde la reestructuración del sector con participación del sector privado y la escisión de la ENEE, hasta nueva regulación y fortalecimiento institucional.
Ya en su toma de posesión, no obstante, Xiomara Castro prometió que la luz sería gratis para el “millón de familias que viven en pobreza y consumen menos de 150KW por mes”. “Como esta decisión significa un costo más para ENEE, los altos consumidores deberán asumir un precio en su factura para subsidiar la energía que daremos gratis a los pobres de Honduras”, fue la primera de las veintidós directrices finales de su discurso.
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