Durante su última homilía, que tardó poco más de 10 minutos, el cardenal Leopoldo Brenes pidió "reconciliación", "esperanza", "oración más intensa" y "perdón" ante la desvirtuación de las Leyes en Nicaragua. Guardó completo silencio sobre la situación del obispo de la Arquidiócesis de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, sentenciado a 26 años y cuatro meses de cárcel.
Por Redacción Central | @CoyunturaNic
Managua, Nicaragua
Este domingo 12 de febrero, la Catedral Metropolitana de la Inmaculada Concepción de María en Managua lucía vacía. Los rostros de los feligreses, algunos aún con mascarillas, eran de tristeza y duda. Y durante la homilía del cardenal Leopoldo Brenes, arzobispo de la Arquidiócesis de la capital de Nicaragua, las expresiones no hicieron más que agudizarse. "No podemos caer totalmente en desesperanza y crear más tensiones", dijo Brenes, recordando -como principal tópico de su discurso- la visita del Papa Francisco a la República Democrática del Congo y Sudán del Sur, efectuada por el pontífice entre el 31 de enero y el 05 de febrero del corriente año.
La reflexión del sacerdote nicaragüense continúo, evitando por completo mencionar los inhumanos sucesos que está viviendo monseñor Rolando Álvarez, quien fue desnacionalizado y sentenciado a 26 años y cuatro meses de cárcel -por cuatro delitos diferentes-. "Sin duda alguna, en el interior de cada uno de nosotros puede haber sentimientos de venganza, de odio... ...aveces nosotros podemos tomarlo como: '¡Ah! El que me las debe me las paga!'. Pero ese no es el mensaje del Señor. No es el mensaje de la iglesia (católica)", señaló Brenes. Recordó también que "muchas veces la iglesia puede ir, quizás, navegando contracorriente".
La detención de Álvarez, su enjuiciamiento, el intento de la copresidencia de Daniel Ortega y Rosario Murillo por desterrarlo junto a otras y otros 222 nicaragüenses -también desnacionalizados-, los constantes ataques del Ejecutivo contra la iglesia católica, y la condena inaudita impuesta por el Poder Judicial -sin un juicio- contra el sacerdote más crítico de Nicaragua. Ninguno de esos sucesos han generado declaraciones francas y claras por parte de Brenes. En cambio, el arzobispo capitalino pidió no "agrandar" declaraciones públicas, como la que el mismo realizaba en ese momento. "Dice el Señor: 'No. En el silencio'. Cuando vayas a orar, metete a tu cuarto y ahí Dios escucha tu oración. En el silencio. Si vas a dar una limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha", declaró.
"Yo no he venido a destruir la Ley sino a darle el cumplimiento. Si las Leyes se han ido desvirtuando, si hoy tenemos situaciones totalmente distintas al pensamiento de Dios, el Señor nos llama a eso. El perdón. Ve y reconcíliate con tu hermano", dijo Brenes en su discurso, siendo ésta la declaración -interpretada- más evidente por parte del líder católico en Nicaragua sobre el contexto nacional en los últimos meses, sino es que años. Se desconoce si se debe a la reforma inconstitucional aprobada por la Asamblea Nacional para arrebatar la nacionalización a toda aquella persona que el oficialismo declare "traidor a la Patria".
El extremismo de los Ortega-Murillo tampoco es de atención para la Arquidiócesis de Managua. Pero, para el Papa Francisco y la iglesia católica en Honduras, si lo es.
Desde la Ciudad del Vaticano en Roma, Jorge Mario Bergoglio (nombre secular del máximo líder de la iglesia católica) expresó su entristecimiento y no dejó pasar mucho tiempo para alzar su voz por los acontecimientos. "La noticia que ha llegado de Nicaragua me ha entristecido y no poco. No puedo dejar de recordar con preocupación al obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, a quien quiero tanto, y también a las personas que han sido deportadas a Estados Unidos. Rezo por todos ellos y por todos los que sufren en esa querida nación y pido su oración. Pidamos al Señor, por intercesión de la Inmaculada Virgen María, que abra los corazones de los responsables políticos y de todos los ciudadanos a una sincera búsqueda de la paz, que nace de la verdad, de la justicia, de la libertad y del amor, y se alcanza a través del ejercicio paciente del diálogo", dijo el pontífice.
En el vecino país del norte, Honduras, el cardenal Óscar Andrés Rodríguez también se pronunció sobre los hechos. "Ahora en el país vecino se priva de la nacionalidad a todo el que piensa distinto de unos dictadores que quieren oprimir la libertad, la verdad y la justicia. No hay dictadores que hayan terminado bien, por eso oremos por la iglesia hermana perseguida, para que el Señor Jesús les de la fortaleza", señaló Rodríguez.
La iglesia católica de Panamá también ha mostrado cercanía ante la deriva autoritaria y las agresiones contra nicaragüenses y el catolicismo. Aunque ningún representante o líder internacional ha exigido un cese a los estigmatizantes y agresivos discursos de Ortega. El copresidente nicaragüense llamó "desquiciado", "energúmeno" y "soberbio" a monseñor Álvarez en su última alocución.
"Oración intensa" ante la llegada de la Cuaresma en poco más de 10 días. "Perdón" ante los conflictos. Y "reconciliación" entre hermanos. Así se resume el mensaje de Brenes este domingo.
Al cierre de este texto, ninguna persona relacionada a la iglesia católica de Nicaragua ha brindado declaraciones al respecto de estos sucesos extraordinarios en el país centroamericano. Álvarez es el primer líder católico lapidado por el régimen Ortega-Murillo desde que inicio (2018) la crisis política y humanitaria que vive el país.
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