La embajadora ucraniana en Washington, Oksana Markarova, no pudo ocultar su angustia, cubriéndose el rostro con las manos ante el tono cada vez más agresivo de la discusión. Mientras tanto, el vicepresidente estadounidense, James David Vance, quien ha sido crítico con la ayuda a Ucrania, respaldó la postura de Trump y recriminó a Zelensky por no mostrarse "suficientemente agradecido" por el apoyo brindado hasta ahora.
Por Jairo Videa | @JairoVidea
Washington, Estados Unidos de Norteamérica
En un episodio sin precedentes en la diplomacia internacional, el presidente de Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.), Donald Trump, protagonizó una feroz discusión pública con su homólogo ucraniano, Volodímir Zelensky, en el Salón Oval de la Casa Blanca. La tensa reunión de este viernes 28 de febrero de 2025, transmitida en vivo a nivel mundial, evidenció la fractura entre Washington y Kiev, dejando en vilo el futuro del apoyo estadounidense a Ucrania en su guerra contra Rusia, tras tres años del inicio de la invasión soviética. El encuentro, que debía culminar con la firma de un acuerdo de explotación conjunta de minerales estratégicos en Ucrania, derivó en una confrontación cuando Trump, con tono airado, recriminó a Zelensky su falta de "gratitud" por la ayuda estadounidense y su negativa a aceptar un alto el fuego con Rusia bajo las condiciones propuestas hasta ahora por Moscú.
Frente a las cámaras, Trump le advirtió a Zelensky: "usted no tiene cartas" en la negociación, acusándolo de poner en peligro la estabilidad global. El mandatario ucraniano replicó de inmediato: "no estamos jugando a las cartas", señalando que la única salida viable es una paz justa que no sacrifique la soberanía de Ucrania. El vicepresidente estadounidense, James David Vance, intervino para respaldar a Trump y cuestionar, con todo y gestos, la actitud del líder ucraniano. "Creo que es irrespetuoso venir al Despacho Oval y discutir esto delante de la prensa", dijo Vance, en un tono condescendiente que insinuaba que Kiev debía mostrar más deferencia hacia Washington. Zelensky, con un rostro tenso, respondió con firmeza: "Todos tenemos problemas, incluso ustedes. Pero tienen un océano de por medio y no lo sienten ahora. Lo sentirán más adelante".
La frase desató la ira de Trump, quien, señalando con el dedo, le interrumpió con brusquedad: "No nos diga lo que vamos a sentir. Usted no está en una buena posición". La escalada verbal llegó al punto en que Trump elevó el tono y declaró: "Están jugando con las vidas de millones de personas. Están jugando con la Tercera Guerra Mundial".
El enfrentamiento abruptamente puso fin a la reunión. Zelensky abandonó la Casa Blanca sin celebrar la conferencia de prensa conjunta programada ni firmar el acuerdo de cooperación económica. Mientras el líder ucraniano se retiraba, Trump recurrió a su red social, Truth Social, para redoblar la confrontación. "Ha sido irrespetuoso con EE.UU. en el estimado Despacho Oval. Puede regresar cuando esté listo para la paz", escribió. La imagen de la embajadora ucraniana en Washington, Oksana Markarova, llevándose las manos a la cara en señal de desconcierto, simbolizó el impacto del quiebre. "Gracias, Estados Unidos. Gracias por su apoyo, gracias por esta visita. Gracias presidente, al Congreso y al pueblo estadounidense. Ucrania necesita una paz justa y duradera y estamos trabajando precisamente para conseguirlo", escribió Zelensky en X, antes Twitter.
Este choque público confirma un giro radical en la postura de la Casa Blanca respecto a la guerra en Ucrania. Durante la administración del expresidente Joseph Biden, el respaldo militar y financiero a Kiev fue incondicional. Ahora, con Trump de regreso en el poder, su enfoque se alinea más con las exigencias de Moscú. "Para él (presidente estadounidense) no hay culpables, solo intereses", comentó al respecto un analista centroamericano consultado por este medio tras el desafortunado encuentro.
El propio Trump ha reiterado en varias ocasiones que no desea que EE.UU. financie indefinidamente la defensa ucraniana. Ha evitado comprometerse con garantías de seguridad para Kiev y se ha opuesto a la adhesión de Ucrania a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). En cambio, su administración aboga por un alto el fuego inmediato, aunque ello implique concesiones territoriales a Rusia. En la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la administración de Trump ha intentado detener al menos dos documentos que exigen el cese de las operaciones rusas.
La postura de Washington preocupa a los aliados europeos, especialmente a Francia, España y el Reino Unido, cuyos líderes, entre ellos Emmanuel Macron y Keir Starmer, han intentado sin éxito obtener compromisos firmes de Trump para la defensa de Ucrania. Europa, por su parte, ha propuesto desplegar una fuerza de paz para supervisar un posible alto el fuego, pero necesita del respaldo logístico y militar estadounidense para disuadir una nueva ofensiva rusa.
La crisis entre Trump y Zelensky refuerza entonces la posición del Kremlin. Vladímir Putin, señalado por la Corte Penal Internacional (CPI) y la ONU por crímenes de guerra, se convierte en el mayor beneficiado de la fractura entre Washington y Kiev. Rusia podría aprovechar la incertidumbre sobre el respaldo de EE.UU. para presionar a Ucrania a aceptar términos de paz más favorables a sus intereses. Zelensky, por su parte, enfrenta ahora una disyuntiva compleja: resistir con apoyo incierto de Occidente o aceptar negociaciones con Moscú sin garantías reales de seguridad para su país y la gente.
El escándalo diplomático en Washington no solo marca un punto de inflexión en la relación entre EE.UU. y Ucrania, sino que también reconfigura el equilibrio de poder en la guerra. Con la reunión de líderes internacionales en Londres prevista para el domingo 02 de marzo de 2025, los aliados de Kiev buscarán estrategias para evitar un colapso del respaldo occidental.
Mientras tanto, el destino de Ucrania pende de un hilo, y el pueblo estadounidense debe tener más claro que nunca cuáles son los verdaderos intereses de su presidente. ¿Para eso lo eligieron? ¿Para alinearse con Vladímir Putin y su narrativa de "yo no fui"?
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