El proyecto hondureño no opera en un vacío. Compite directamente con iniciativas como el Ferrocarril del Istmo de México y el Canal de Panamá, ambos puntos clave para el comercio global. Sin embargo, la saturación en estas rutas y la creciente demanda de alternativas logísticas posicionan al Ferrocarril Interoceánico de Honduras como una opción prometedora para diversificar el tránsito comercial entre el Atlántico y el Pacífico.
Por Redacción Central | @CoyunturaNic
Tegucigalpa, Honduras
El proyecto del Ferrocarril Interoceánico de Honduras, promovido por la administración de la presidenta Xiomara Castro, ha dado un paso trascendental con la presentación del borrador de ley para la creación de una empresa estatal encargada de llevar a cabo esta monumental obra de infraestructura. Héctor Manuel Zelaya, presidente ejecutivo de la Comisión Nacional del Ferrocarril Interoceánico (CONFI) e hijo de la mandataria hondureña, confirmó este martes 10 de diciembre de 2024 la entrega del documento al Ejecutivo, destacando la urgencia de dotar al proyecto de un marco legal sólido y funcional.
"Nuestro objetivo es presentar esta ley al Consejo de Ministros y luego al Congreso Nacional antes de que concluya el año, asegurando así que Honduras cuente con una base jurídica que respalde esta iniciativa", declaró Zelaya, en un encuentro con representantes de Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.), China, España y Corea del Sur. La meta es que el Congreso apruebe la legislación dentro de la actual legislatura, allanando el camino para la creación de la Empresa Gran Nacional, que será la responsable de ejecutar, operar y gestionar el Ferrocarril Interoceánico.
"No solo es plantear un proyecto en las nubes, en sueños, sino que un proyecto que esté sustentado con ley, un marco legal que venga a darle una formalidad, una seguridad jurídica a todos aquellos que quieran participar en este proyecto", señaló el funcionario.
El Ferrocarril Interoceánico es un proyecto que busca conectar los océanos Atlántico y Pacífico mediante una red ferroviaria de aproximadamente 440 kilómetros. Según los promotores de la iniciativa, esta infraestructura promete transformar el sistema logístico del país, con capacidad para movilizar cargas superiores a las 300 mil toneladas y procesar hasta 10 mil contenedores diarios.
El potencial económico es inmenso. Además de posicionar a Honduras como un centro logístico clave en Centroamérica, se prevé la creación de miles de empleos, el fomento de la innovación y el impulso al comercio internacional. El Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) ya ha comprometido 200 millones de dólares para los estudios iniciales y el diseño conceptual, un primer paso que subraya el respaldo regional al proyecto.
En el escenario centroamericano, el Ferrocarril Interoceánico se perfila como una alternativa viable frente a otras rutas, como el Canal de Panamá y el Ferrocarril del Istmo en México. Con una extensión prevista de 600 kilómetros desde Puerto Castilla hasta Amapala, el proyecto hondureño busca captar una cuota del mercado de transporte interoceánico, diversificando las opciones disponibles para el comercio global.
El gobierno hondureño también ha destacado la importancia de este proyecto para integrar logísticamente a regiones marginadas del país, como Catacamas y Danlí, conectándolas con los principales puertos. Esta visión apunta no solo a mejorar la conectividad interna, sino también a fortalecer la integración económica regional.
Aunque el proyecto ha sido bien recibido en muchos sectores, también ha generado polémica. Las facultades otorgadas a Héctor Zelaya para realizar contrataciones directas han suscitado cuestionamientos sobre la transparencia de los procesos. A ello se suman las dudas sobre la viabilidad financiera del proyecto, cuyo costo total se estima en 20 mil millones de dólares.
Fuentes del sector privado han expresado preocupación por la capacidad del gobierno para gestionar un proyecto de esta magnitud. "Si bien el respaldo del BCIE es un buen inicio, se necesitará mucho más para financiar la construcción y operatividad de esta obra", afirmó una fuente del sector privado consultada por COYUNTURA en abril del presente año para otro artículo sobre este tema. Además, el Congreso Nacional, dividido en su composición, podría dificultar la aprobación de la ley en el corto plazo.
El Ferrocarril Interoceánico no es solo una obra de infraestructura, sino una apuesta por el desarrollo sostenido y equitativo de Honduras. Su realización demandará compromiso, cooperación internacional y una gestión transparente para superar los retos financieros y políticos que plantea.
Héctor Zelaya concluyó con un mensaje de optimismo: "Este proyecto no es un sueño irrealizable. Con una base legal sólida y la participación activa de todos los sectores, estamos construyendo un futuro mejor para Honduras". Con una visión que trasciende administraciones, el Ferrocarril Interoceánico podría convertirse en el eje central de la transformación económica del país, marcando un antes y un después en la historia de la nación centroamericana.
China mostró interés en el año 2023, y ahora la administración de Estados Unidos de Norteamérica le puso el ojo al proyecto. "Total transparencia y eficiencia", prometió Hector Zelaya, hijo y secretario de la presidenta Castro, para cerrar el mes de marzo del año 2024.
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