El destacado periodista Marcos Medina, director de prensa de Radio Corporación, ha sido forzado al destierro junto con su familia, dejando en evidencia la implacable represión contra el periodismo independiente en Nicaragua. La prohibición arbitraria de retorno impuesta por el régimen sandinista ha sumido al periodista y a su familia en la angustia y la incertidumbre, mientras la comunidad internacional y defensores de derechos humanos alzan la voz para denunciar este ataque contra la libertad de expresión.
Por Jairo Videa | @JairoVidea
Managua, Nicaragua
Esto puede pasarle a cualquier periodista. En cualquier momento. Bajo el implacable régimen de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, la libertad de prensa en Nicaragua vive su más crudo momento, y recientemente ha sufrido otro golpe. Marcos Medina, director de prensa de Radio Corporación y un destacado periodista nacional, ha sido forzado al destierro junto con su familia, sumiéndolos en la angustia y la incertidumbre. El proceso de salida del país fue sin contratiempos, pero al intentar regresar a su hogar, les notificaron que su ingreso al país estaba vedado. "Tengo pruebas de la aerolínea informándonos sobre que no podemos entrar a Nicaragua", explicó el también extrabajador de Canal 12.
La administración de Ortega y Murillo es acusada de cometer crímenes de lesa humanidad contra periodistas, activistas y opositores, dejando un rastro de opresión y temor en el país que se expande hasta la actualidad. Medina, conocido por su compromiso, renunció a un canal de noticias censurado y encontró espacio en Radio Corporación, la única emisora independiente de Amplitud Modulada (AM) y Frecuencia Modulada (FM) en Nicaragua, que enfrenta constantes obstáculos y riesgos desde el año 2018 para llevar información objetiva a la población.
Nicaragua experimenta desde hace cinco años un alarmante deterioro en la libertad de prensa, la libertad de expresión y los derechos humanos de la ciudadanía, lo que ha provocado que muchos profesionales de los medios independientes y masivos abandonen el país por temores fundados en cuanto a su integridad y seguridad. Esta situación ha dejado un vacío informativo en Nicaragua y un ambiente desafiante para aquellos que se mantienen firmes en su compromiso con la verdad y la libertad de expresión, incluso para aquellos estudiantes universitarios que desean hacer sus prácticas laborales en espacios no controlados por el oficialismo.
El destierro de Marcos Medina y su familia es solo un ejemplo más del persistente ataque contra la libertad de prensa en Nicaragua. La represión y la persecución hacia periodistas han creado una crisis en la información y el acceso a noticias objetivas y diversas en el país centroamericano. Por otro lado, el pasado viernes 09 de junio de este año, el comunicador de Canal 10, Víctor Ticay, fue declarado culpable, sin garantías legales, por "traición a la patria y ciberdelitos".
Mientras tanto, Medina, junto con la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH), denunció que el régimen de Nicaragua está violando sus derechos fundamentales y los de su familia de manera arbitraria. La CPDH ha recibido varias denuncias similares de periodistas a los que se les ha impedido retornar al país y han solicitado mantener sus casos bajo sigilo por temor a represalias durante los últimos meses.
La comunidad internacional debe prestar atención a esta situación y exigir el respeto a los derechos humanos y la libertad de expresión en Nicaragua. Solo mediante una presión colectiva se podrá defender y proteger la integridad y labor de las y los periodistas independientes, y promover un ambiente propicio para el ejercicio del periodismo en el país centroamericano.
En palabras de Marcos Medina, durante una rueda de prensa la mañana de este miércoles 26 de julio, él y su familia se encuentran en un "momento de dificultad e incertidumbre", ya que su vida ha dado un giro inesperado debido a esta prohibición de retorno. La niña del periodista también se ve afectada significativamente, teniendo que adaptarse a un nuevo país y a otra cultura, y nuevos problemas como la discriminación y la xenofobia.
La situación de Medina y su familia es solo la punta del iceberg de la grave crisis en la libertad de prensa en Nicaragua. Periodistas independientes enfrentan constantes amenazas y obstáculos, lo que ha llevado a un éxodo de profesionales y a un vacío informativo en el país. Además, recientemente se denunció que más de 200 comunicadores nicaragüenses se encuentran desplazados fuera de su propio territorio.
La comunidad internacional, en coordinación con organismos de derechos humanos, debe seguir denunciando estos abusos y exigiendo el respeto a los derechos fundamentales en Nicaragua. La presión internacional es crucial para proteger la integridad de periodistas y defender la libertad de prensa en un país que ha visto coartada la verdad y la libre expresión por un régimen autoritario.
Medina, con determinación, afirmó que seguirá ejerciendo el periodismo, aunque ahora en territorio extranjero. Su compromiso con la comunicación y la verdad prevalecerá, a pesar de las adversidades impuestas por el régimen de Ortega y Murillo.
El destierro forzado del nicaragüense y su familia es una muestra clara de la represión ejercida por el régimen Ortega-Murillo contra la libertad de prensa en Nicaragua. La persecución y el hostigamiento hacia periodistas independientes siguen profundizando la grave crisis informativa en el país centroamericano.
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