Al final, ningún representante del Gobierno de México asistió a la cuarta investidura de Daniel Ortega en Nicaragua.
Por Juan Treminio | @DaniTreminio
Co-Director y Periodista de Coyuntura
Managua, Nicaragua
Bajo el candente sol del Aeropuerto Internacional Augusto C. Sandino de Managua se encontraba el posible sucesor de la dinastía orteguista, Rafael Ortega Murillo, recibiendo con honores a los jefes de Estado y delegaciones diplomáticas invitadas para presenciar la toma de posesión ilegal de sus padres. El controversial izquierdista Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, estaba en la lista de invitados, pero éste de ninguna manera estaba listo para viajar a Managua.
La posible visita de López Obrador a Nicaragua, o la de alguno de sus representantes de bajo o alto nivel, generó controversias y condenas en su país, y a nivel internacional. Algo que los asesores del mandatario mexicano de ninguna manera pasarían por desapercibido. Prueba de ello es que en pleno domingo, durante la tarde y noche, la Secretaría de Relaciones Exteriores de México mantenía el teclado activo, actualizando las indecisiones de dicho viaje.
Las expectativas en las salas de redacción de los principales medios mexicanos y agencias internacionales de prensa eran altas. En la mañanera del lunes bastó que solo un periodista, solo uno, cuestionase al presidente sobre su viaje a Managua para que el tema generara titulares y análisis ante la forma juguetona de ejercer sus relaciones diplomáticas.
Diálogo íntegro de López Obrador con periodista Antonio Baranda de Reforma la mañana del 10 de enero de 2022
-Todavía no se decide. ¿Cuándo es la toma de posesión?- preguntó el presidente al auditorio.
-Hoy- se escuchó desde el fondo.
-¡Ah! ¿Hoy?- Cuestionó López Obrador -Ahhh... No sabía… No sabía- terminó de fustigar.
-Ayer se informó originalmente que iba a ir un funcionario y por la noche informaron que no iba a ir ningún funcionario de la Cancillería- argumentó Baranda.
-Sí. ¿Y a qué hora es la toma de posesión- cuestionó el presidente con el ceño fruncido.
-No sé la hora- respondió amablemente el periodista.
- Vamos a ver si da tiempo de que lleguen, porque nosotros tenemos buenas relaciones con todos y no queremos ser imprudentes".
Una imprudencia diplomática
La imprudencia que cometió López Obrador durante su mañanera fue hacerse pasar por desinformado ante una toma de posesión a la que fue invitado. Es sencillamente un desprecio verbal intencionado para el régimen Ortega-Murillo, puesto que, las noticias políticas, sobre todo las que tienen que ver con votaciones o tomas de posesión, son por naturaleza el principal consumo en los desayunos presidenciales.
Rafael Ortega y sus padres no pudieron estrechar la mano del compañero López Obrador y de una veintena de jefes de Estado latinoamericanos, quienes han deslegitimado los resultados la pantomima del pasado 07 de noviembre.
Los copresidentes no esperaban el bolero de palabras de López Obrador. Fue como un obsequio más, a parte de las sanciones del día.
Y aunque López Obrador diga tener buenas relaciones, con todos, no asumió el costo político, nacional e internacional que le representaría en este momento viajar a Managua a la instalación de cinco años más del régimen en Nicaragua.
-Ahhh... No sabía-
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