La campaña turística busca destacar las bellezas naturales de Nicaragua, pero, al mismo tiempo, ignora las preocupaciones fundamentales que rodean al país. La falta de seguridad, el aislamiento internacional y la opresión persistente son factores que plantean serias interrogantes sobre la viabilidad de un próspero sector turístico en la nación.
Por Redacción Central | @CoyunturaNic
Managua, Nicaragua
En una sala de conferencias en San José, Costa Rica, el pasado 30 de agosto, el sandinista Instituto Nicaragüense de Turismo (INTUR) presentó a un grupo de operadores turísticos su última campaña internacional: "Nicaragua... fascinante, irresistible". El objetivo era claro: atraer a turistas que visitan el vecino país del sur y persuadirlos de que Nicaragua es un destino digno de explorar ahora mismo. Sin embargo, detrás de esta campaña, que se ha intensificado durante los últimos meses en los medios oficialistas y desde el INTUR, se esconden desafíos significativos, ya que Nicaragua enfrenta una crisis política, social, humanitaria, migratoria, institucional y de derechos humanos desde abril del año 2018, que ha dejado a su industria turística en un estado crítico.
La campaña turística de la administración sandinista de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo representa un ambicioso esfuerzo por revivir una industria que se ha visto afectada desde las protestas sociales de 2018. Estas manifestaciones, que originalmente buscaban reformas democráticas, se encontraron con una violenta represión por parte del régimen orteguista y sus fuerzas armadas oficiales y no oficiales (paramilitares). Ambos jerarcas, y sus funcionarios, son señalados por crímenes de lesa humanidad y el país centroamericano se ha convertido en un epicentro de noticias internacionales por sus abusos contra los derechos humanos, la libertad de prensa, el catolicismo y la disidencia política.
Para entender la complejidad de esta situación, es crucial analizar las perspectivas de quienes están directamente involucrados en la industria turística. Una empresaria costarricense, quien administra un hostal familiar en San Carlos, Costa Rica, y una agencia de transporte turístico en Liberia, compartió con esta redacción su visión sobre la campaña nicaragüense. Según ella, la estrategia busca "engañar al mundo vendiendo un país de bellezas naturales y ocultando a la vez las barbaridades que ocurren ahí". Afirma que la inseguridad política y la represión son motivos de preocupación para quienes consideran visitar Nicaragua o invertir en su territorio.
La empresaria explica que cuando sus clientes expresan curiosidad sobre Nicaragua, les advierten sobre la situación política y de derechos humanos en el país. Esto incluye información sobre la corrupción policial, la falta de libertad de prensa y la persecución de la iglesia católica, empeorada durante el año 2022 y lo que va de 2023. La empresaria ha elaborado una lista de diez situaciones que considera indicadores negativos para promover Nicaragua como destino turístico.
Ausencia de medios de comunicación independientes: El último periódico nacional en Nicaragua, La Prensa, dejó de circular en agosto de 2022 debido a la persecución gubernamental contra la prensa independiente. Esta situación ha llevado al exilio de periodistas y a la penalización del periodismo crítico. Incluso, a la falta de personal y estudiantes universitarios en el campo.
Violaciones masivas de derechos humanos: Tanto las fuerzas de seguridad como las instituciones gubernamentales enfrentan acusaciones de corrupción, lavado de dinero y violaciones de derechos humanos de forma sistemática. Desde altos mandos militares y de la Policía Nacional, hasta magistrados judiciales, jueces y comunicadores oficialistas, múltiples figuras gubernamentales están bajo escrutinio por su conducta y por actos contra la humanidad y la ciudadanía.
Persecución a la iglesia católica: La iglesia católica en Nicaragua es objeto de hostigamiento y persecución, lo que ha llevado al exilio de sacerdotes y al encarcelamiento de líderes religiosos, incluyendo al obispo matagalpino Rolando Álvarez, el católico más crítico del régimen sandinista actual. Las misas han sido reducidas hasta la fecha y las cuentas bancarias de las organizaciones religiosas fueron congeladas.
Inseguridad en universidades privadas: 27 universidades privadas fueron anuladas y confiscadas por la administración sandinistas hasta agosto de 2023, mientras estudiantes, docentes y personal administrativo enfrentan persecución, encarcelamiento y adoctrinamiento extremo.
Migración masiva: Desde el año 2018, Nicaragua ha experimentado una migración masiva, con más de 700,000 personas huyendo de la represión, la pobreza y la falta de oportunidades. Esto ha resultado en una diáspora significativa en Costa Rica, Estados Unidos de América, Guatemala, España, México y otras naciones.
Aislamiento internacional: Nicaragua ha roto relaciones diplomáticas con la Organización de los Estados Americanos (OEA) y el Vaticano, mientras que desde el Ejecutivo se lanzan constantemente discursos hostiles contra los Estados Unidos de América, la Unión Europea y otros países democráticos que critican la conducta de los Ortega-Murillo y sus burócratas.
Corrupción y falta de transparencia: El país centroamericano constantemente aparece en listas de naciones corruptas, en donde impera la impunidad. Empresarios se ven coaccionados para financiar al Estado, y la opacidad gubernamental es una norma.
Desarticulación de la sociedad civil: Casi 4,000 organizaciones no gubernamentales han sido desmanteladas por orden ministerial o presidencial, mientras sus activistas son perseguidas hasta la saciedad, lo que ha resultado en la extinción de la sociedad civil.
Cierre de oficinas de los derechos humanos: Nicaragua ha cerrado oficinas de los derechos humanos nacionales e internacionales, incluyendo la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH) y el Centro Nicaragüense de los Derechos Humanos (CENIDH). Además, la Cruz Roja Internacional fue anulada y convertida en una institución estatal.
Falta de servicios humanitarios independientes: Así como la Cruz Roja Internacional fue confiscada y ahora es controlada por el oficialismo -lo que ha generado preocupaciones sobre la negación de atención humanitaria a las víctimas de la represión estatal-, el sandinismo ahora controla cuerpos de seguridad, de cooperación y sociales.
La perspectiva de esta empresaria costarricense refleja las preocupaciones genuinas de muchos operadores turísticos y viajeros potenciales en la región centroamericana. La campaña "Nicaragua... fascinante, irresistible" enfrenta un desafío significativo al tratar de atraer turistas en medio de una crisis múltiple en curso, y sin un aparente fin. Las bellezas naturales de Nicaragua pueden ser indiscutibles, pero la inestabilidad y las violaciones a los derechos fundamentales plantean interrogantes fundamentales sobre la viabilidad de un floreciente sector turístico en el país.
La falta de seguridad, el aislamiento internacional y la opresión sistemática son factores que hacen que Nicaragua sea un destino complejo para las y los viajeros. El éxito de la campaña dependerá en última instancia de si los turistas están dispuestos a mirar más allá de las maravillas naturales y considerar los desafíos subyacentes que enfrenta el país en su conjunto.
Con información de Voces En Libertad
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