Al menos 79 de cada 100 menores de 10 años en Nicaragua no puede comprender los textos que leen dentro y fuera de la escuela, según el índice de "Pobreza de Aprendizaje", clave para el desarrollo de un país, según el Banco Mundial y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura (UNESCO).
Por Redacción Central | @CoyunturaNic
Managua, Nicaragua
Nicaragua enfrenta una crisis educativa que pone en riesgo su desarrollo económico y social. Según el último informe del Banco Mundial y el Instituto de Estadísticas (UIS) de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura (UNESCO), el 79 % de las niñas y los niños nicaragüenses en edad primaria no son capaces de leer y comprender un texto adecuado para su edad, situando al país centroamericano en una posición crítica dentro de América Latina y el Caribe. Esta cifra es 27 puntos porcentuales más alta que el promedio regional y 18 puntos porcentuales por encima de la media de países de ingresos medios-bajos. La "Pobreza de Aprendizaje" es un indicador clave que mide la proporción de niños de hasta 10 años que no logran leer y comprender un texto simple. Este concepto no solo se refiere a la calidad de la educación recibida, sino también a la accesibilidad del sistema educativo. En el caso de Nicaragua, la alta tasa de pobreza de aprendizaje refleja tanto la deficiencia en la calidad educativa como las limitaciones en el acceso a la educación.
La "Deprivación del Aprendizaje" (LD, por sus siglas en inglés) es alarmantemente alta en Nicaragua. En 2019, el 78 % de los estudiantes no alcanzaron el nivel mínimo de competencia en lectura al finalizar la primaria. Esta cifra es significativamente peor que los promedios de la región y otros países con ingresos similares. La principal fuente de datos utilizada para estas estimaciones fue la evaluación de gran escala del Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE) de 2019, llevada a cabo antes del cierre de escuelas por la pandemia de Covid-19.
Por otro lado, la "Deprivación de Escolaridad" (SD) se refiere a los niños en edad primaria que no están matriculados en la escuela. En Nicaragua, un 4 % de los niños de esta edad no asiste a la escuela, lo cual es similar al promedio regional y mejor en comparación con otros países de ingresos medios-bajos. Sin embargo, aunque el acceso a la escolarización primaria no es el principal problema, la calidad del aprendizaje dentro de las aulas sigue siendo extremadamente baja, en todo el territorio.
Gasto en educación primaria
El gasto en educación primaria por niño en Nicaragua es de aproximadamente 858 dólares estadounidenses en términos de Paridad de Poder Adquisitivo (PPA). Esta cifra es un 69 % inferior al promedio de América Latina y el Caribe y solo un 3 % por encima del promedio de los países de ingresos medios-bajos. Esta inversión insuficiente en la educación primaria está directamente relacionada con la calidad del aprendizaje, y refleja una falta de recursos críticos como materiales educativos, infraestructura adecuada y formación docente continua.
La incapacidad de las y los niños para leer con comprensión no solo afecta su rendimiento académico en otras materias, sino que también tiene consecuencias a largo plazo para el desarrollo del capital humano del país. Nicaragua, con un Índice de Capital Humano (HCI) de 0.51, se encuentra muy por debajo de los niveles deseables para fomentar un crecimiento económico sostenido y la reducción de la pobreza. La brecha de género en la educación también es notable, ya que las niñas tienden a tener un rendimiento ligeramente mejor en los años de escolaridad ajustados por aprendizaje (7.0 para las niñas frente a 6.5 para los niños), aunque la falta de datos impide un análisis más detallado.
Por otro lado, el bajo nivel de competencia lectora en las y los estudiantes nicaragüenses pone en peligro el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente el ODS 4, que busca garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad. En concreto, la meta 4.1.1 del ODS destaca la importancia de que los niños alcancen un nivel mínimo de competencia en lectura y matemáticas al final de la primaria. Si bien Nicaragua ha cumplido con reportar al menos dos puntos de medición del ODS 4.1.1 en los últimos cuatro años, el desafío sigue siendo enorme.
Necesidad de respuesta coordinada y apoyo
El abordaje de la pobreza de aprendizaje en Nicaragua requiere esfuerzos coordinados tanto a nivel nacional como internacional. Organismos como la Coalición para el Aprendizaje Fundamental (CFL), fundada en 2022 tras la Cumbre para la Transformación de la Educación, buscan mejorar la disponibilidad de datos sobre el aprendizaje y apoyar a los países en el monitoreo del progreso educativo. Además, iniciativas como el Compromiso con la Acción sobre el Aprendizaje Fundamental, liderado por el Banco Mundial, trabajan en estrecha colaboración con el Fondo de la Organización de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la UNESCO y otras organizaciones para proporcionar herramientas y recursos a los países con carencias en datos educativos.
Es esencial que Nicaragua no solo se enfoque en mejorar la accesibilidad a la educación primaria, sino que también invierta de manera significativa en mejorar la calidad de la enseñanza y el aprendizaje. Esto incluye la capacitación continua de los docentes, la mejora de los recursos educativos y el fortalecimiento de las evaluaciones nacionales de aprendizaje para alinearlas con los estándares globales. Asimismo, una mayor transparencia en la recopilación y uso de datos permitirá al país adaptar mejor sus estrategias y políticas educativas.
"Los datos presentados por el Banco Mundial y la UNESCO deben servir como un llamado a la acción para que Nicaragua priorice la educación en su agenda de desarrollo. Solo a través de una educación de calidad se podrá romper el ciclo de la pobreza y asegurar un futuro más próspero para todos los nicaragüenses, por qué, sí a estas alturas nuestros niños no pueden ni comprender lo que leen, algo anda mal, pero que muy mal", dijo al equipo de COYUNTURA una docente de educación primaria, quien labora en un colegio público de Rubenia, en Managua.
La situación de la pobreza de aprendizaje en Nicaragua representa un desafío crítico que afecta a generaciones enteras y limita las oportunidades de desarrollo personal y colectivo. Superar esta crisis no solo requiere de un mayor compromiso gubernamental y financiero, sino también de una cooperación internacional y regional sólida y sostenida. Cada niño nicaragüense merece la oportunidad de aprender y desarrollar las habilidades necesarias para contribuir de manera efectiva y prolongada al progreso de su país. Sin una intervención decidida y coordinada, el futuro de muchos jóvenes nicaragüenses continuará estando en riesgo.
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