El pacto entre el dictador Daniel Ortega y el corrupto expresidente Arnoldo Alemán aún sigue vigente. Es una larga cadena de acuerdos donde su principal objetivo ha sido desaparecer la institucionalidad, razón por la cual el pueblo nicaragüense ha emprendido una larga lucha que ha costado la vida de centenares de personas.
En una extensa entrevista que brindó el exalcalde de Managua Dionisio Marenco a la Revista Envío, antes de las elecciones municipales del 2008, hay una serie de detalles y revelaciones que son necesarias contextualizar. Dichas declaraciones nos advierten de la imperiosa amenaza que representa el pacto en las condiciones en que actualmente se encuentra Nicaragua.
¿Cómo surgió el pacto?
Una vez que Daniel Ortega entrega el poder en 1990 se dispuso a “gobernar desde abajo”, lo cual significaba sabotear y desestabilizar cualquier gobierno a través de protestas violentas. Lo hizo con la presidenta Violeta Barrios, quien en varias ocasiones confesó que estuvo a punto de renunciar a su cargo. Luego lo realizó con el presidente Arnoldo Alemán, quien llegó al poder en 1997.
En ese entonces el Frente Sandinista se encontraba en su peor etapa. Venía de una segunda y contundente derrota electoral y luego se dio la desintegración de sus cuadros lo cual conllevó a la creación del Movimiento Renovador Sandinista (MRS). Con ese panorama el FSLN estaba a un paso de extinguirse, sin embargo el presidente Alemán accedió a la creación de acuerdos para “gobernar con tranquilidad”. Dichos arreglos fueron espacios negociados y mecanismos compensatorios que le asegurasen mucho poder a ambos caudillos por tiempo indefinido. Esos acuerdos forman parte de la historia con el nombre de “el pacto Ortega-Alemán”.
Dionisio Marenco, siendo alcalde de Managua, formó parte del grupo de negociadores; además fue miembro del comité inicial encargado de elaborar los puntos de negociación: “Trabajamos por unos tres meses más o menos y cuando ya se habían formulado una serie de puntos de discusión se incorporaron a ese pequeño comité el presidente Alemán y el expresidente Ortega. Salió Humberto (exgeneral del Ejército y hermano de Daniel) y sólo nos quedamos Arnoldo Alemán, Jaime Morales, Alfredo Fernández, Daniel Ortega y yo”, revela el exalcalde.
¿Qué pretendían ambos caudillos en dichos acuerdos?
Según Marenco, el Frente Sandinista pretendía recuperar espacios políticos, tener mayor representatividad en todos los poderes del Estado y lograr reformas para obtener ventajas y retomar el poder. ¿Funcionó? “Desde ese punto de vista el pacto funcionó muy bien, y funcionó tan bien que logró que el Frente Sandinista regresara al gobierno en 2006, gracias a reducir el porcentaje para ganar hasta el 35%”, enfatizó Marenco.
¿Entregar la mitad del poder era el costo que Arnoldo Alemán debió pagar para “gobernar tranquilamente”? ¿El retorno del Frente Sandinista al poder era el principal acuerdo entre Alemán y Ortega en el pacto? Aunque dicha respuesta ya fue enfatizada por el exalcalde Marenco, hay un asunto considerable que él mismo revela en la entrevista: “Era una comisión secreta. Todo lo que se hablaba ahí era privado, no lo sabía nadie y hasta el día de hoy nadie lo sabe. Hubo unas treinta y pico de reuniones y nunca se filtró nada”.
Los frutos del pacto
Arnoldo Alemán entregó el poder en el 2002 a quien fue su vicepresidente Enrique Boñalos Geyer. Arnoldo pasó a ocupar un escaño en la Asamblea Nacional, el cual fue denominado como “diputación regalada” para propietario y suplente del expresidente y exvicepresidente de la República, que se incluyó en la reforma constitucional del año 2000 como parte de los acuerdos del pacto. Siendo diputado Arnoldo Alemán tendría inmunidad parlamentaria y creyó esquivar la justicia por todos los casos de corrupción cometidos durante su administración, sin embargo después de una maratónica sesión en la Asamblea fue desaforado el 12 diciembre del 2002 para enfrentar varios juicios en su contra donde involucró a varios de sus fieles colaboradores como Byron Jerez, exdirector de la Dirección General de Ingresos (DGI), quien curiosamente en la actualidad es diputado de la Asamblea Nacional.
Alemán fue encontrado culpable de varios delitos. El 8 de diciembre de 2003 fue condenado a 20 años de cárcel que por sus condiciones de salud debe de pagarlos en su vivienda, la finca conocida como “El Chile”. Dos años después de que Ortega llegó al poder Arnoldo Alemán fue absuelto de sus cargos por el entonces presidente y magistrado de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) Manuel Martínez Sevilla, uno de los allegados de Alemán.
María Dolores de Alemán junto a Marisol Castillo designada por diputados orteguistas como Contralora General de la República el 9 de abril de 2014. Foto La Prensa.
Arnoldo Alemán participó como candidato presidencial en las elecciones de 2011 donde obtuvo menos del 5% de los votos. En el 2014 María Dolores Alemán, hija de Arnoldo, fue nombrada Contralora General de la República por la aplanadora orteguista en la Asamblea Nacional. En las elecciones de 2016 y 2017 el CSE otorga la segunda fuerza política al Partido Liberal Constiucionalista (PLC). En el 2016 María Fernanda Flores, esposa de Alemán, fue designada por el CSE como diputada por el PLC; junto a ella también fue designado Byron Jeréz como diputado del partido "zancudo" Alianza Por La República (APRE) quien antes era brazo derecho de Alemán.
¿Porqué el pacto es una amenaza en el contexto actual?
El pacto es una cadena de acuerdos que si rastreamos sus pasos nos damos cuenta que no tiene fecha de caducidad, es decir, sigue vigente y eso lo demuestra el control y la imposición que Alemán y Ortega ejercen sobre sus partidos políticos; sino preguntémonos porqué Arnoldo Alemán nunca ha dejado de ser presidente “honorario” del PLC . El acuerdo funciona para que ambos caudillos se protejan entre sí, siempre y cuando aparenten ser rivales políticos. Es un asunto que en lo absoluto no convence a la ciudadanía.
Desde que fue instalado el Diálogo Nacional el 16 de mayo, mediado por la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), el PLC ha insistido en formar parte de dicho diálogo. Eso ha despertado el descontento de la ciudadanía que teme por acuerdos "bajo la mesa" que ponga en riesgo el avance de las exigencias que la ciudadanía demanda a través de las protestas sociales.
El mismo Daniel Ortega se ha encargado de elevar el perfil del PLC adjudicándole liderazgo de los tranques y que los paramilitares eran pagados por “partidos políticos de oposición”. Así lo dio a conocer en una entrevista con Euronews y luego con el periodista Andres Oppenheimer de CNN.
Puso como ejemplo al líder campesino Medardo Mairena afirmando que era miembro del PLC. Hizo referencia al alcalde liberal de Mulukukú Apolonio Fargas acusado por la muerte de tres policías en ese municipio. Medardo Mairena es parte de la mesa del Diálogo y representa al Movimiento Campesino; el líder ha dejado claro en diversas ocasiones que no representa al PLC. Aunque hay líderes liberales en todos los municipios que han emprendido la revolución cívica, lo han hecho de manera independiente y apartidaría.
Tomando en cuenta todo lo anterior, para superar la crisis socio-política Daniel Ortega apuesta por una cómoda negociación con interlocutores de su conveniencia, partidos políticos aliados y zancudos, etc. La sociedad nicaragüense está advertida de que en cualquier momento desempolvará el pacto con el caudillo Alemán. Sin el apoyo de Alemán, Ortega jamás hubiese llegado al poder, al menos así lo reconoció Marenco: “Sin ese acuerdo el Frente nunca hubiera ganado las elecciones. Si lo concebimos para que el Frente regresara al poder el pacto fue un éxito. Cuando uno ve los resultados de las elecciones de 2006 pareciera que fueron hechos a la medida de esa decisión”.
Queda claro que Arnoldo Alemán es co-responsable de las muertes de los ciudadanos y ciudadanas que valientemente han salido a protestar para recuperar la democracia y la institucionalidad que el pacto destruyó, por lo tanto y por ahora el PLC no tiene la autoridad moral, ni el respaldo popular, ni la más mínima confianza para participar en nombre del pueblo en espacios de negociación donde se ponga en juego el futuro del país.
Hay algo que no está calculado en el pacto y es la participación ciudadana y la movilización popular. Ejerciendo ciudadanía es la única manera de quitarle funciones al pacto. Por otro lado el liderazgo nato del PLC debe de preocuparse por renovar sus estructuras y limpiar la imagen de su partido para garantizar la existencia del mismo en el futuro.