Desde el inicio de las protestas en abril de éste año, Venezuela es la portada en la prensa internacional. Diariamente se registra una serie de acontecimientos relevantes debido a la grave crisis que enfrenta el país; acontecimientos que en su mayoría desencadenan hechos de violencia. Por lo visto es difícil pronosticar un posible desenlace. De continuar a ese ritmo la crisis podría no solo empeorar aún más sino expandirse a nivel geopolítico.
Se trata del país con la más grande reserva de petróleo en el mundo sufriendo una crisis catalogada por expertos como la peor en su historia. Cada día aumentan los amedrentamientos y la represión hacia los ciudadanos que suplican el cambio y solo quedan vestigios de los llamados Derechos Humanos; la intención del régimen de Maduro es implementar formalmente el sistema dictatorial en el país caribeño bajo un modelo muy conocido en el continente: la copia perfecta del modelo cubano.
Dicho modelo ha sido evidente desde el inicio de la crisis con la implementación de la tarjeta del control de productos ante la escasez de alimentos, la represión, los presos políticos, el exilio de cientos de miles de venezolanos, el control en la mayoría de las instituciones donde dictan las leyes a su gusto y antojo y la más reciente instalación de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), misma que se encargará de rehacer el Estado venezolano al modelo que se les ha dictado.
La crisis alimentaria, económica y humanitaria es extrema. La inflación alcanzó niveles históricos por encima de cualquier país en situación de guerra; sin embargo en los planes de Maduro no existe la menor intención de mejorar las condiciones, todo lo contrario, cada día las agudiza. Ante todo esto, ¿Qué podría pasar?
El escenario posible es que sin importar el rechazo mundial, a pesar de los llamados, sugerencias o sanciones que algunos países han dirigido y las amenazas de sanciones mayores por parte de Estados Unidos (E.E.U.U.), el régimen aísle al país y lo lleve al colapso total, y lo puede lograr, principalmente si dentro de sus estrategias está dividir a la oposición, misma que llevó 15 años para lograr la unidad y que se ha mantenido al frente de las protestas.
Otra escenario posible es descabezar el liderazgo por completo ya sea encarcelándolos o provocando su exilio. Si las protestas se mantienen el régimen es capaz de asesinar a cuantos sean necesarios; hasta la fecha son más de 130 los asesinados según el Ministerio Público de ese país, es una cifra alarmante y aunque solo sea una persona asesinada la situación es grave. Otra de las posibilidades es que los ciudadanos que protestan se cansen y desistan.
Las acciones de los organismos internacionales no repercuten en mucho porque el régimen no se adhiere a ellas, o hay quienes las obstaculizan estas acciones necesarias como lo fue el caso de la fallida activación de la Carta Democrática por parte de la Organización de los Estados Americanos. En el caso de la crisis humanitaria se habla de una posible intervención de la Organización de Las Naciones Unidas o de países que asuman responsabilidades sobre todo humanitarias y hagan a un lado el temor que han infundido con los términos de “soberanía”, “autodeterminación de los pueblos”, entre otros, que son parte del discurso ideológico implementado en la Habana, principales injerencistas.
¿GUERRA CIVIL?
Todo parece indicar que la salida no será a través del diálogo; esa alternativa ha sido desgastada, sesgada o mal ejecutada, además ha servido como excusa del régimen para ganar tiempo. La vía electoral ha caducado con la negación del referéndum revocatorio y la aprobación de la Asamblea Constituyente. La opción de lucha cívica y pacífica también ha sido obstaculizada a pesar de estar amparado por el artículo 350 de la Constitución.
Tomando en cuenta esto y lo anterior existe la gran posibilidad de que el país estalle en una guerra civil, es inminente, muy probable, pero las armas las controla el mismo régimen, y algunos países se verán obligados a apoyar con armamento a la oposición, si eso pasa esto pondrá a la geopolítica entrará en confrontación.
Pero, ¿Quién podría apoyar la guerra civil? Si hablamos de los países cercanos hay que valorar las condiciones principalmente de los vecinos, ejemplo de ello es Colombia que recién le pone fin a una guerra de más de 50 años; Brasil que tiene conflictos internos y una crisis política insuperable, y Ecuador que está más del lado de ellos con un nuevo presidente pero un tanto reservado. Sin embargo el éxodo de venezolanos ha rebasado dichas fronteras de éstos y otros países.
Con la instalación de la ANC la crisis se ha expandido a nivel geopolítico. La mayoría de gobiernos en el mundo tomaron bandos, potencias con un vasto armamento militar, por un lado Rusia, China e Irán apoyando al régimen; por otro lado E.E.U.U. junto a la Unión Europea pidiendo el restablecimiento de la democracia.
Si esto llega a suceder hay grandes culpables: aquellos cómplices que responden a intereses de acuerdos petroleros y países que a estas alturas se muestran indiferentes ante tal crisis.
Lo cierto es que el sistema cubano está detrás de todo el andamiaje de la implementación de su mismo sistema en el país petrolero para seguir recibiendo los millonarios beneficios que ha obtenido desde el gobierno de Chávez, trabajando en complicidad de regímenes como el de Nicaragua y Bolivia.
Urge encontrar lo más pronto posible una salida para rescatar el país. Si alguien tiene que dan su brazo a torcer es el régimen y desistir de sus intenciones de ambición de poder, hay millones de vidas que perecen y que aún mantiene vivas sus esperanzas de volver a comer arepas en paz.