Para hablar sobre injerencia política habría que situar primero el significado de esta palabra en el contexto político: injerencia es la acción que ejecuta un país al entrometerse en los asuntos internos de otro país (Acual, 2013). Por esta razón la Organización de las Naciones Unidas (ONU) considera que: “Por unanimidad se ha estipulado que no se realizará injerencia externa contraria a los principios y propósitos de las Naciones Unidas” (Unidas, s.f.) ya sea en el plano político, económico y/o social. Es importante realizar esta explicación ya que el siguiente texto es un análisis sobre las condiciones e injerencia que la Nica Act posee en su naturaleza.
Nicaragua ha sido un país empobrecido a través de los años, por medio de gobernantes corruptos, manipulados por intereses propios, intereses de países imperialistas o supuestos comunistas. Se puede asegurar que los Estados Unidos de América ha hecho intromisiones en asuntos internos de Nicaragua desde tiempos históricos, así que no es de sorprender que, conforme el tiempo pasa, las estrategias de dicho país también cambien. Se sabe que organismos financieros internacionales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial trabajan conforme los intereses económicos y políticos de Estados Unidos debido a que éste es el mayor accionista de dichos organismos; son ellos quienes siempre han puesto las condiciones del driver para otorgar los permisos de préstamos a los países que los necesitan. ¿Cuáles son estas condiciones? ¿Por qué Nicaragua se siente invadida y atacada por la Nica Act?
Una de las condiciones más importantes que establece los Estados Unidos de América para el acceso a estos préstamos y que precisamente hace temer a la pareja presidencial, es que en el país debe existir democracia y transparencia institucional, pero estas son inexistentes y la corrupción es completamente visible. Nicaragua carece de libertad, de una vía confiable para realizar elecciones limpias y transparentes, además de la evidente falta de institucionalidad, la concentración de los poderes del Estado, entre otras irregularidades.
Pero más allá de eso se debe tener conciencia que la Nica Act es realmente una amenaza injerencista no solo para el gobierno y sus intereses de perpetuarse en el poder y enriquecerse, sino también lo es para el pueblo; un pueblo empobrecido y víctima de los intereses de la nueva élite y de las injerencias ocultas entre los aliados y los no aliados internacionales del gobierno de facto. Por esto la pareja presidencial sigue apelando al discurso trasnochado del “imperialismo y del yanqui opresor”, ofendiendo de manera poco razonable a Estados Unidos sin buscar alternativas de solución que eviten la inserción de esta ley sobre nuestro país.
Para concluir, el Proyecto de Ley Nica Act hace injerencia política. Es de afirmar que las condiciones y acusaciones estipuladas por el gobierno norteamericano al régimen de Ortega son reales. Las acciones de E.E.U.U. son una repuesta a la protección de sus bienes e intereses como cualquier prestamista que a su deudor exige condiciones viables que respalden que será competente para pagar la deuda, es por esto que Estados Unidos alega que no se han visto resultados efectivos del uso del dinero que se ha proporcionado por medio de los préstamos en los últimos años. Ortega no rinde informes hace 8 años sobre los gastos del presupuesto de la República ni sobre el dinero que llega desde la cooperación internacional y otros organismos.
Hay que ser conscientes que a pesar de que los Estados Unidos de América tiene razón en sus acusaciones, no es a ellos a quienes les compete exigir estas condiciones sino a las y los nicaragüenses pues somos nosotras y nosotros quienes tenemos ese derecho y deber en primera instancia. Para evitar la “injerencia” sabemos perfectamente cuál es la solución. Nos corresponde como nicaragüenses exigirle al Gobierno y al Estado una solución y un manejo del asunto para priorizar el bienestar de la ciudadanía.
Lic. Arantxa Aguilar
Politóloga