En su intervención ante la 79ª Asamblea General de las Naciones Unidas, la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, expuso con firmeza este miércoles 25 de septiembre de 2024 los desafíos políticos y económicos que enfrenta su gobierno, incluyendo la supuesta amenaza de un nuevo golpe de Estado, una narrativa que la mandataria utiliza por cuarta ocasión en lo que va de su período en el Poder Ejecutivo. En su discurso, Castro vinculó las tensiones actuales con los acontecimientos de 2009, cuando un golpe derrocó a su esposo, Manuel Zelaya, entonces presidente de Honduras, ahora asesor presidencial de su cónyuge. Según la mandataria, "las mismas fuerzas" que protagonizaron el golpe hace 15 años continúan amenazando la estabilidad de su administración. "Esto lo denuncié en las calles, el 14 y 15 de septiembre", señaló.

Castro atribuye estas amenazas a los cambios estructurales que ha promovido en la economía hondureña, en particular sus esfuerzos por reformar un régimen tributario que, según sus palabras, perpetúa las desigualdades y favorece a las élites económicas del país. La presidenta hondureña ha sido enfática en denunciar la injerencia extranjera y las prácticas coloniales que, a su juicio, siguen afectando la soberanía de Honduras. Estas declaraciones se alinean con su discurso de agosto, cuando señaló que su decisión de romper el tratado de extradición con Estados Unidos fue una respuesta directa a lo que considera una intervención externa inaceptable en los asuntos hondureños.

El golpe de 2009, que culminó con la destitución de Zelaya, marcó un punto de inflexión en la historia reciente de Honduras, dejando secuelas profundas en la sociedad y la política del país. Castro hizo eco de este pasado turbulento al señalar que el país sigue siendo víctima de violencia, persecución y violaciones a los derechos humanos, enfatizando que las fuerzas que buscan desestabilizar su gobierno son las mismas que, en su opinión, han frenado el progreso hacia una Honduras más justa y equitativa.

El discurso de Castro no solo se centró en las amenazas políticas, sino también en la situación económica del país. La presidenta criticó duramente las políticas neoliberales que, según ella, han agravado la pobreza en Honduras al deteriorar servicios básicos como el agua, la educación y la salud. Aseguró que el capitalismo global es el principal enemigo de los recursos naturales, acusándolo de fomentar la acumulación de riquezas en pocas manos mientras empuja a la clase trabajadora a la precariedad y la migración.

Castro también abogó por la necesidad de mecanismos de consulta popular para reforzar la participación ciudadana en la toma de decisiones, subrayando el fracaso de iniciativas como las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE), que fueron canceladas bajo su administración, recientemente. Estas zonas, que pretendían ser polos de inversión y desarrollo, fueron objeto de duras críticas por parte de sectores sociales y políticos que las consideraban una amenaza a la soberanía nacional.

A nivel internacional, la mandataria hondureña hizo un llamado a la solidaridad con países como Haití, Cuba y Venezuela, y urgió a un cese al fuego en el Medio Oriente. Este posicionamiento refleja su visión de un mundo en el que los problemas de justicia social, económica y ambiental están interconectados, y en el que los países deben colaborar para enfrentar desafíos globales como el cambio climático y la concentración de riquezas.

El discurso de Xiomara Castro en la ONU reafirmó su compromiso con un gobierno de corte socialista y democrático, al tiempo que dejó claro que la lucha por transformar el país enfrenta poderosos enemigos internos y externos. La presidenta cerró su intervención con un llamado a la comunidad internacional para que apoye a Honduras en su búsqueda de paz, justicia y soberanía, reiterando que las amenazas contra su administración no la detendrán en su propósito de llevar adelante un cambio profundo en el país centroamericano, en medio de varios desaciertos políticos, institucionales y de seguridad, incluido un "narcoescándalo" vinculado a su cuñado, el exdiputado Carlos Zelaya.